La peor
pesadilla de un automovilista se hace realidad cuando se ve envuelto en un
accidente de tránsito. A mí me tocó vivirla la tarde del viernes 6 de
septiembre del 2021.
Transitando por la avenida George Washington
de la ciudad de Santo Domingo en dirección oeste-este, a la altura del Hotel
Santo Domingo, tras detenerme por la congestión vehicular (lo que en Dominicana
conocemos coloquialmente como “tapón”) mi pequeño Daihatsu Sirion 2008 fue
impactado en la parte trasera por un Mack de volteo, lo cual a su vez provocó
que chocara con el contenedor de un camión remolcador que se hallaba delante.
Sorprendido
por el inesperado evento, y aturdido por la violenta sacudida, al advertir que
el motor humeaba me apresuré a salir del vehículo, temiendo que este se
incendiara. Por la misericordia de Dios salí prácticamente ileso, con tan solo
un pequeño rasguño en la pierna derecha, una contusión menor en la rodilla
izquierda y una no muy intensa sensación de presión en el pecho provocada por
el jalón del cinturón de seguridad. Mi carro, en cambio, resultó seriamente
dañado, al punto que quienes lo observaban se sorprendían de que yo no
estuviese mal herido.
Al salir
del vehículo, lo primero que llamó mi atención fue ver a un grupo de personas
haciendo videos y fotos del accidente con sus smartphones. Pude comprobar lo
que había escuchado antes en el sentido de que en situaciones como estas
algunas personas se preocupan más por filmar que por ayudar. No obstante, debo
reconocer que otras personas, incluyendo dos patrullas motorizadas de la
Policía Nacional, se me acercaron para indagar sobre mi estado de salud,
ofrecerme ayuda y unirse a mi acción de gracias al Altísimo por Su milagrosa protección.
A seguida
vinieron las discusiones estériles sobre lo que debió o no debió hacerse. Luego
el necesario intercambio de información para la declaración ante las
autoridades y reclamación a las aseguradoras. Después contacté a mi familia y
luego al servicio de asistencia vial de mi seguro para la solicitud de una
grúa.
No fue sino
ya entrada la noche cuando la grúa finalmente llegó. Fue una larga espera
atenuada por la compañía de un buen samaritano que se mantuvo a mi lado durante
todo ese tiempo y con el cual departí animadamente.
Con la
finalidad de que usted no viva la experiencia que acabo de describir o que, en
caso de que la experimente (Dios no lo quiera) pueda abordarla adecuadamente,
le comparto las siguientes recomendaciones:
- ·
En
la medida de lo posible, al conducir por las vías públicas, evite interactuar
con vehículos pesados.
- ·
Conduzca
con prudencia respetando las leyes, las señales de tránsito y los límites de
velocidad.
- ·
Tenga
todos los documentos que la ley exige para conducir y procure que estén al
día.
- ·
Nunca
conduzca sin licencia y si tiene carné de aprendizaje, hágalo con un
acompañante que la tenga, tal y como lo indica la ley.
- ·
Equipe
su vehículo con triangulo reflector o cono lumínico, extintor y botiquín de
primeros auxilios.
- ·
Procure
que su vehículo esté en condiciones adecuadas y que le funcionen todas las
luces.
- ·
Tenga
el mejor seguro que su presupuesto le permita. Procure que incluya asistencia
vial y afiliación a la Casa del Conductor o al Centro del Automovilista.
- ·
Tras
un accidente, evite enfrascarse en discusiones. Estas, por lo general, no
conducen a nada salvo a exacerbar los ánimos, lo cual a su vez puede generar
violencia verbal y/o física. En cambio, proceda a intercambiar datos con la(s)
persona(s) involucradas para los trámites subsiguientes.
- ·
Si
se encuentra en el lugar de un accidente y puede o le compete ayudar, hágalo,
en lugar de filmar o tomar fotos (a menos que esto pueda servir de algo).
- ·
Siempre
tenga puesto el cinturón de seguridad, incluso si se encuentra en el asiento
trasero. Esto puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte en caso de
colisión.
- ·
Evite
usar su teléfono móvil mientras conduce. Una distracción, por breve que sea,
puede tener consecuencias fatales.
- ·
Si
aún no lo ha hecho, inicie una relación con Dios creyendo en Jesús como su
único y suficiente Salvador y viviendo una vida de acuerdo con Su Palabra. No
siempre se sobrevive a los accidentes de tránsito, por lo cual es necesario
estar preparados en todo momento para nuestro encuentro con el Altísimo (Amos
4:12, Hebreos 9:27).
“Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” (Salmos 46:1)