sábado, 16 de noviembre de 2013

LA RESTITUCIÓN

La restitución se define como la acción de restituir, lo cual significa devolver algo a su dueño. Esto es un asunto en lo que nosotros los seres humanos tendemos a fallar. Con suma facilidad y regocijo nos apresuramos a tomar cosas prestadas cuando se nos presentan necesidades que no podemos resolver con recursos propios, pero, cuando llega la hora de devolverlas, no tenemos el mismo entusiasmo con el que tomamos prestadas las cosas en cuestión, sino que se apodera de nosotros un sentimiento de renuencia y pereza que a menudo nos lleva a simplemente no restituir. A veces, en el peor de los casos, experimentamos la  tentación de considerar como nuestro lo que en realidad no es, y, cediendo a este mezquino deseo, optamos por conservar lo que no nos pertenece.
La lista de cosas que tendemos a no restituir es larga. Entre ellas se destacan lo bolígrafos, CDs, libros, herramientas, recipientes de comida, y, por supuesto, el dinero. Es probable que en nuestros hogares abunden objetos ajenos con los que nos tropezamos una y otra vez sin que hallamos tomado la determinación de devolverlos. La verdad es que mientras más posponemos la restitución más difícil e improbable se hace la misma, y corremos el riesgo de convertirnos en personas indignas de confianza (si es que aún no lo somos) por no poner en práctica el quizás difícil pero siempre responsable arte de devolver.
Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó con Su ejemplo la importancia de restituir en el pasaje de los Evangelios que transcribimos a continuación:

Cuando se acercaban a Jerusalèn y llegaron a Betfaguè y a Betania, junto al monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos con este encargo: "Vayan a la aldea que tienen enfrente. Tan pronto como entren en ella, encontrarán atado un burrito, en el que nunca se ha montado nadie. Desàtenlo y traìganlo acá.Y si alguien les dice ¿Porqué hacen eso? díganle: El Señor lo necesita, y EN SEGUIDA LO DEVOLVERÁ."( Marcos 11:1-3, NVI, mayúsculas nuestras).

En otro pasaje de los evangelios leemos sobre el encuentro de Jesús con Zaqueo, un opulento recaudador de impuesto de muy mala reputación, el cual, tras ser visitado por El Maestro de Galilea, experimentó un cambio súbito que lo movió a tomar la determinación de donar a los pobres la mitad de sus bienes y devolver cuadruplicada la cantidad con la que hubiese defraudado a cualquier persona( Lucas 19:1-9). Este pasaje nos muestra que la disposición a restituir es uno de los frutos que debe exhibir todo aquel que ha tenido un encuentro transformador con el Rey de reyes.

Muchos cristianos suelen hablar de restitución con respecto a Satanás, proclamando que éste debe devolver al creyente todo lo que le ha robado. Pero nos preguntamos si acaso será posible lograr que el adversario nos devuelva cosa alguna si nosotros a nuestra vez no somos capaces de restituir algo tan simple como un bolígrafo, un libro o una pequeña suma de dinero.

"APRENDED A HACER EL BIEN, BUSCAD EL JUICIO, RESTITUID AL AGRAVIADO..."
( Isaìas 1:17, Versiòn Reina Valera 1960 ).