lunes, 23 de septiembre de 2019

COLABORADORES DE DIOS


Mucho tiempo atrás, en la que fue mi primera congregación, había un hermano en Cristo que practicaba artes marciales, específicamente Kung-Fu. En mi ortodoxia evangélica de aquel entonces me parecía inconcebible e innecesario que un creyente practicara dicha disciplina ya que entendía que todo creyente debía basar su seguridad personal en la ayuda divina y no en habilidades humanas de defensa personal. En otras palabras, ¿Para que practicar artes marciales si tenemos un Dios Todopoderoso que está de nuestro lado?
En una ocasión, un grupo de jóvenes y yo abordamos al hermano en cuestión y le preguntamos el porqué de su decisión de practicar Kung-Fu en lugar de simplemente confiar en la protección divina. Su respuesta fue la siguiente:"Practico artes marciales para hacerle las cosas más fáciles a Dios".
     Esa respuesta nos pareció arrogante y cargada de un falso sentimiento de autosuficiencia. ¿Acaso necesita Dios que le ayudemos o que le facilitemos las cosas? Nos pareció que el hermano trataba de justificar lo injustificable al darnos semejante respuesta.
     Sin embargo, y tras meditar profundamente en el asunto, he llegado a entender que hay mucho de virtud en la idea de "ayudar a Dios". Si bien nuestro Dios es Todopoderoso, no menos cierto es que nos hizo con un cerebro pensante y con habilidades físicas extraordinarias que puso en nosotros para que las usemos.
El Éxodo capítulo 14 nos presenta al pueblo de Israel entre la espada de Egipto ávida de sangre y una pared impenetrable de agua que constituía el Mar Rojo. En ese momento crucial Moises hace lo que haría cualquiera de nosotros en tal situación, clamar a Dios por ayuda. Sin embargo Dios le responde con un reproche: "¿Porque me pides ayuda? (Éxodo 14:15a, versión Dios Habla Hoy) Luego le instruye ordenar al pueblo de Israel avanzar y dividir el Mar Rojo con la vara que tenía en su mano (versos 15-16). La solución a la crisis estaba en la mano de Moisés. Esto nos muestra que muchas veces ya tenemos aquello que le estamos pidiendo a Dios porque Él nos lo ha dado previamente y espera que le demos uso.
Nosotros oramos a Dios por salud, pero también nos cuidamos usando medicamentos, ejercitandonos y comiendo saludablemente. Le pedimos Su protección, pero no dejamos de tomar precauciones ante potenciales peligros. Suplicamos por Su provisión de las cosas materiales que necesitamos, pero no dejamos de salir a trabajar cada mañana. Dios no lo hace todo, El hace aquellas cosas que son imposibles para nosotros y el resto nos las deja para que las resolvamos con las herramientas naturales y espirituales  que Él mismo nos ha dado previamente.
 Dios espera de nosotros tanto como nosotros de Él. Él cree en nosotros así como nosotros en Él. El cuenta con nosotros tanto como nosotros con Él. Aunque hay ocasiones excepcionales en que Dios lo hace todo y nosotros tan solo somos espectadores, por lo general El pide y espera nuestra asistencia. Dios y nosotros somos un equipo. Somos colaboradores de Dios.


"PORQUE NOSOTROS SOMOS COLABORADORES DE DIOS"...(1 CORINTIOS 3:9)