jueves, 9 de julio de 2020

LA CRUZ NUESTRA DE CADA DIA

Catholic.net - ¿Qué significa aquello de <em>cargar tu cruz</em>?

Uno de los requisitos para ser discípulo de Jesús es “cargar con su cruz cada día” (Lucas 9:23). ¿Qué significa esto exactamente?
 Muchos asocian la cruz del creyente a una circunstancia difícil e incómoda que les toca sobrellevar; tal como un hijo rebelde, una suegra entrometida, un conyugue desconsiderado, un empleo que no se disfruta, o un jefe insoportable. Si bien situaciones como estas pueden constituir un desafío a nuestra fe y poner a prueba nuestra integridad, no son “la cruz” que estamos llamados a cargar como requisito para seguir dignamente a Jesús.
En nuestro caso, ser discípulo de Jesús no significa caminar de un lugar a otro con él, como lo hacían los apóstoles, sino procurar asemejarnos a él, lo cual se logra siguiendo su ejemplo y poniendo en práctica sus enseñanzas. 
La cruz, en los días de Jesús, era un método de ejecución usado por el Imperio Romano para disuadir todo posible acto de rebelión contra su dominio. La muerte en cruz era agobiante y muy lenta. Se dice que en ocasiones los condenados duraban días y hasta semanas antes de expirar. También era un método terriblemente vergonzoso, pues el reo era expuesto desnudo a la vista de todos.
Cristo llevo una cruz y murió sobre ella haciéndose pecador en lugar nuestro lugar para así satisfacer la justicia divina y expiar nuestra culpa. La cruz que debe cargar el seguidor de Jesús, como la cruz literal e histórica, es también un instrumento de muerte. Solo que, en este caso, lo que debe morir no es la persona en cuestión, pues ya Jesús lo hizo en su lugar, sino las cosas que hay en ella que le dificultan ser un buen discípulo, o sea un fiel imitador de Cristo. En la medida que esas cosas van “muriendo”, el seguidor se parece más y más a su Señor. Algunas de esas cosas podrían ser amarguras, resentimientos, malas actitudes, rencor, egoísmo, envidia, y cosas por el estilo.          
Cargar con “nuestra cruz” implica, por lo tanto, un constante proceso de reflexión que, con la asistencia del Espíritu Santo, nos lleve a identificar y posteriormente “hacer morir” las ideas, actitudes, emociones y acciones que nos impiden crecer espiritualmente hacia la estatura del Varón Perfecto (Efesios 4:13). Con la ayuda de Dios y nuestro esfuerzo, estas cosas van a desaparecer gradualmente. Por ello es necesario ser constantes y perseverantes en nuestro empeño por “crucificar” todo lo que nos impida ser como Jesús.    


“Y EL QUE NO LLEVA SU CRUZ Y SIGUE EN POS DE MI, NO PUEDE SER MI DISCIPULO.” (LUCAS 14:27)