miércoles, 9 de julio de 2025

COMO ORAR UNA HORA

 


Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la oración es el ejercicio espiritual por excelencia, ya que por medio de esta nos relacionamos con Dios de manera directa. Practicarla habitualmente es indispensable para el crecimiento espiritual del creyente. La Biblia nos instruye a no dejar de orar (1 Tes. 5:17) y nos traza pautas para hacerlo con eficacia.

Hay, sin embargo, dos aspectos de la oración sobre los que muchos cristianos tenemos algún nivel de duda o conflicto: la duración y el contenido. 

Sobre la duración, Jesús en una ocasión llamó la atención de sus discípulos reprochándoles el no haber podido velar y orar por tan siquiera una hora (Marcos 14:37-38). Esto es, sin dudas, una pauta aplicable a todo seguidor de Jesús que procura vivir una vida cristiana saludable y victoriosa. También nos dejó un modelo de oración, conocido como el Padre Nuestro (Mateo 6:9-13, Lucas 11:2-4), que nos orienta respecto al contenido.

No obstante, invertir sesenta minutos para hablar con Dios diariamente puede constituir un desafío si no se cuenta con una adecuada agenda de oración.

A continuación compartimos un programa de oración personal, basado en las enseñanzas de Jesús, que nos puede ayudar a orar por espacio de una hora.

Alabanza y acción  de gracias (15 minutos) Reconozca y exalte los atributos del Padre y agradézcale por sus múltiples beneficios (Mateo 6:9).

Concesión de perdón (5 minutos) Reflexione sobre quienes le han ofendido y perdónelos (Mateo 6:14-15).

Solicitud de perdón (10 minutos) Reflexione sobre su proceder en las últimas horas y, con la ayuda del Espíritu Santo, confiese las faltas identificadas solicitando el perdón del Padre por los méritos de Jesús (Mateo 6:12).

Intercesión (15 minutos) Pida por los problemas globales, nacionales, familiares y de las diferentes comunidades a las que usted pertenece (Mateo 6:10).

Peticiones personales (10 minutos) Pida por sus necesidades personales (Mateo 6:11,13a).

Alabanza y acción de gracias finales (5 minutos) Glorifique, alabe y de gracias al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo (Mateo 6:13b).


"Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad , para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil."(Marcos 14:37-38)

martes, 25 de febrero de 2025

EL PAÑUELO


 El pañuelo es un accesorio que ha caído en un casi completo desuso. Varias décadas atrás, era común ver a hombres y mujeres sacarlos de sus bolsillos o carteras para secarse el sudor o sacudirse la nariz. 

Recuerdo de niño que mi bisabuela solía envolver monedas en un pañuelo. También nos divertíamos con un juego en el que alguien se colocaba entre dos grupos sosteniendo un pañuelo con la mano extendida. Un integrante de cada grupo corría hacia el centro y trataba de arrebatarlo. Si lo lograba, debía correr de regreso a su grupo evitando que el contrincante lo tocara. A ese juego lo llamábamos "el pañuelo."

En la actualidad es raro ver a alguien portarlo e incluso puede ser tildado de anticuado quien lo hace. Además, una caja de pañuelos esta en la lista de los regalos "aburridos" que nadie esperar recibir o debe obsequiar.

Personalmente, siempre porto un pañuelo y, las veces que lo olvido, me quejo duramente contra mi mismo sabiendo que he dejado atrás un accesorio de mucha utilidad. Si me obsequian una caja de pañuelos lo agradezco con absoluta sinceridad y no me importa si luzco anticuado al exhibir uno en publico.  

A continuación, y con la intención de contribuir en alguna medida al retorno del pañuelo como articulo de uso común, les comparto algunas de sus mas relevantes utilidades: 

1. Para secar el sudor y las lagrimas.

2. Como toalla, si no hay una disponible.

3. Para hacer un torniquete en caso de heridas.

4. Como servilleta, si no la hay disponible.

5. Como papel higiénico, en ausencia de este. Descartándolo luego, por supuesto.

6. Para cubrir el regazo mientras se come, si no se tiene una servilleta de tela.

7. Para contener las secreciones al estornudar o toser.

8. Para envolver cosas(como mi bisabuela).

9. Para practicar el mencionado juego.

10. Como mascarilla.

El pañuelo es sin duda un accesorio de gran practicidad, de bajo costo y muy fácil de portar, que haríamos bien en devolverle la condición de articulo de uso común.


"Vino otro diciendo: Señor aquí esta tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo."(lucas 19:20)

sábado, 23 de noviembre de 2024

ESTAS NAVIDADES VAN A SER CANDELA

 


“Estas navidades van a ser candela. Cógelo bien suavecito o si no te quemas.” Este es el estribillo de un viejo merengue navideño que hizo popular en los años 70 la orquesta del maestro Félix Del Rosario, uno de los mas elevados exponentes de la música popular dominicana.

Las letras de este coro aluden a una realidad innegable: las Navidades en la República Dominicana y en otros países de  América latina son intensas, y si no somos prudentes durante esta tumultuosa época del año, podemos “quemarnos”.    

Hay cuatro áreas en las que somos propensos a “quemarnos” durante la época navideña: El alcohol, la comida, el dinero y, literalmente, el fuego.

Con respecto al alcohol, si este es consumido con moderación, puede incluso ser en alguna manera saludable, pero tomado en exceso es perjudicial para el cuerpo y nos hace perder el control de nosotros mismos poniéndonos en situación de vulnerabilidad. Muchos accidentes de tránsito, comportamientos vergonzosos y episodios de violencia son consecuencias del abuso en el consumo de bebidas alcohólicas. Si bien el alcohol se considera un lubricante social, demasiada lubricación puede conducir a deslizamientos mortales.

También son muy comunes durante la Navidad los excesos en el consumo de alimentos. La gran cantidad de eventos en los que participamos que incluyen comidas favorece que exageremos, lo cual puede provocarnos percances de salud. La Navidad ni ninguna otra celebración debe ser una excusa para comprometer el bienestar físico. Debemos aprender a disfrutar de los alimentos con responsabilidad, autoimponiéndonos límites. 

En lo concerniente al dinero, debemos recordar que el mundo no se acaba en diciembre, y que tenemos por delante un enero de aridez financiera. Por eso, aunque haya un poco más de recursos durante la Navidad, gracias a los bonos y al sueldo trece, debemos ser comedidos con el gasto de tal forma que quede algo para el mes siguiente. Así evitaremos vernos en difíciles aprietos económicos al inicio del nuevo año.

El “quemarnos” en Navidad puede ocurrir de manera literal con los fuegos artificiales. Estos, a nuestro entender, deben ser manipulados solamente por profesionales de la pirotecnia en lugares apropiados. Sin embargo, y muy a pesar de los esfuerzos que se han hecho en nuestro país para impedir o limitar el acceso generalizado a los fuegos artificiales, todavía están al alcance de cualquiera que pague por ellos. La consecuencia es que se producen accidentes mientras son manipulados por personas inexpertas en los cuales las victimas suelen ser niños.

En esta Navidad, no te “quemes”, en lugar de ello procura disfrutar de las cosas positivas que tiene esta temporada, como son la oportunidad de compartir sanamente con nuestros seres queridos, hacer regalos desinteresados para hacer sentir bien a los demás, extender una mano solidaria al necesitado, disfrutar del espectáculo visual que representan las luces y decoraciones de la época y, sobre todo, recordar a Jesús como el Niño de Belén, quien vino a traer luz a un mundo en tinieblas. Si creemos en Él, haciéndolo Señor y Rey de nuestras vidas, tenemos salvación y vida eterna, y la Navidad dejar de ser tan solo una celebración para convertirse en una realidad.

¡Feliz Navidad!       

 

 

 

miércoles, 8 de febrero de 2023

EL ERROR DE EZEQUIAS

 


  EL ERROR DE EZEQUIAS

Ezequías es bien conocido por haber sido el rey a quien, según las Sagradas Escrituras, Dios le indica que debía ordenar su casa, ya que estaba enfermo y próximo a fallecer (2 Reyes 20:1). Este, sin embargo, se aferró a la vida y tras humillarse y llorar profusamente, Dios decide prolongarle la existencia terrenal por quince años (2 Reyes 20:3-6).

Las Escrituras relatan que, pasado el tiempo, luego de su recuperación, Ezequías recibió la visita de un grupo de dignatarios extranjeros, a quienes mostró todos los tesoros reales y las armas guardados en su palacio. Esto fue desagradable a Dios quien, por medio del profeta, le dijo que, como consecuencia de esta acción, todos esos tesoros que tan orgullosamente había mostrado a extraños serian incautados y llevados a Babilonia. También le hizo saber que sus descendientes serian convertidos en eunucos al servicio del imperio invasor (Isaías 39).

El error de Ezequías puede calificarse como de indiscreción, puesto que mostró lo que no debía a quien no debía. La discreción se define como el cuidado que se debe tener al hablar u obrar a fin de evitar que otros se enteren de cosas que pertenecen al ámbito de nuestra privacidad, lo cual puede eventualmente colocarnos en una posición de vulnerabilidad.

El deseo de mostrar a otros lo que somos, tenemos o hacemos forma parte de nuestra naturaleza social. Sin embargo, llevar esto al extremo puede tener resultados indeseables, como lo fue en el caso del rey Ezequías.

Hoy en día, debido al desarrollo de las redes sociales, somos más propensos que nunca a incurrir en indiscreciones al compartir información personal. La posibilidad de comunicarnos instantáneamente con miles de contactos y facilitarles datos sobre nuestra ubicación, actividades y otros asuntos es algo que no se puede tomar a la ligera. Debemos reflexionar sobre qué podemos compartir y con quién sin que ello envuelva algún riesgo.

Algunas personas dan detalles muy precisos describiendo paso a paso sus movimientos y acciones en las redes sociales. Esto no es necesariamente incorrecto, pero conviene determinar a quién podemos dirigir esa información. He escuchado casos de personas que han sufrido robos tras haber informado en las redes que se encontraban de viaje, lo cual fue aprovechado por delincuentes para invadir sus hogares.

Las redes sociales son, sin duda, una maravilla de la modernidad y una excelente herramienta para compartir información, pero su uso imprudente puede resultar contraproducente. Conviene, pues, medir que tan lejos podemos llegar al ofrecer datos o mostrar cosas personales.

No hay dudas de que la discreción es una virtud que conviene cultivar, no solo en el manejo de las redes sociales sino también en nuestras interacciones cara a cara con los demás y en todo otro tipo de actividad que envuelva compartir información personal o mostrar lo que tenemos. Así evitaremos cometer el error de Ezequías.

 

                                                                                                                                    

sábado, 11 de septiembre de 2021

LA PEOR PESADILLA DEL CONDUCTOR

 


La peor pesadilla de un automovilista se hace realidad cuando se ve envuelto en un accidente de tránsito. A mí me tocó vivirla la tarde del viernes 6 de septiembre del 2021.

 Transitando por la avenida George Washington de la ciudad de Santo Domingo en dirección oeste-este, a la altura del Hotel Santo Domingo, tras detenerme por la congestión vehicular (lo que en Dominicana conocemos coloquialmente como “tapón”) mi pequeño Daihatsu Sirion 2008 fue impactado en la parte trasera por un Mack de volteo, lo cual a su vez provocó que chocara con el contenedor de un camión remolcador que se hallaba delante.

Sorprendido por el inesperado evento, y aturdido por la violenta sacudida, al advertir que el motor humeaba me apresuré a salir del vehículo, temiendo que este se incendiara. Por la misericordia de Dios salí prácticamente ileso, con tan solo un pequeño rasguño en la pierna derecha, una contusión menor en la rodilla izquierda y una no muy intensa sensación de presión en el pecho provocada por el jalón del cinturón de seguridad. Mi carro, en cambio, resultó seriamente dañado, al punto que quienes lo observaban se sorprendían de que yo no estuviese mal herido.     

Al salir del vehículo, lo primero que llamó mi atención fue ver a un grupo de personas haciendo videos y fotos del accidente con sus smartphones. Pude comprobar lo que había escuchado antes en el sentido de que en situaciones como estas algunas personas se preocupan más por filmar que por ayudar. No obstante, debo reconocer que otras personas, incluyendo dos patrullas motorizadas de la Policía Nacional, se me acercaron para indagar sobre mi estado de salud, ofrecerme ayuda y unirse a mi acción de gracias al Altísimo por Su milagrosa protección.        

A seguida vinieron las discusiones estériles sobre lo que debió o no debió hacerse. Luego el necesario intercambio de información para la declaración ante las autoridades y reclamación a las aseguradoras. Después contacté a mi familia y luego al servicio de asistencia vial de mi seguro para la solicitud de una grúa.

No fue sino hasta ya entrada la noche cuando la grúa finalmente llegó. Fue una larga espera atenuada por la compañía de un buen samaritano que se mantuvo a mi lado durante todo ese tiempo y con el cual departí animadamente.  

Con la finalidad de que usted no viva la experiencia que acabo de describir o que, en caso de que la experimente (Dios no lo quiera) pueda abordarla adecuadamente, le comparto las siguientes recomendaciones:                                                                                                                                                        

  • ·         En la medida de lo posible, al conducir por las vías públicas, evite interactuar con vehículos pesados.                                         
  • ·         Conduzca con prudencia respetando las leyes, las señales de tránsito y los límites de velocidad.                                                 
  • ·         Tenga todos los documentos que la ley exige para conducir y procure que estén al día.                                                            
  • ·         Nunca conduzca sin licencia y si tiene carné de aprendizaje, hágalo con un acompañante que la tenga, tal y como lo indica la ley.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              
  • ·         Equipe su vehículo con triangulo reflector o cono lumínico, extintor y botiquín de primeros auxilios.                                           
  • ·         Procure que su vehículo esté en condiciones adecuadas y que le funcionen todas las luces.                                                          
  • ·         Tenga el mejor seguro que su presupuesto le permita. Procure que incluya asistencia vial y afiliación a la Casa del Conductor o al Centro del Automovilista.                                                                                                      
  • ·         Tras un accidente, evite enfrascarse en discusiones. Estas, por lo general, no conducen a nada salvo a exacerbar los ánimos, lo cual a su vez puede generar violencia verbal y/o física. En cambio, proceda a intercambiar datos con la(s) persona(s) involucradas para los trámites subsiguientes.                                                                                         
  • ·         Si se encuentra en el lugar de un accidente y puede o le compete ayudar, hágalo, en lugar de filmar o tomar fotos (a menos que esto pueda servir de algo).                                                                                                                           
  • ·         Siempre tenga puesto el cinturón de seguridad, incluso si se encuentra en el asiento trasero. Esto puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte en caso de colisión.                                                                                                                                                          
  • ·         Evite usar su teléfono móvil mientras conduce. Una distracción, por breve que sea, puede tener consecuencias fatales.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           
  • ·         Si aún no lo ha hecho, inicie una relación con Dios creyendo en Jesús como su único y suficiente Salvador y viviendo una vida de acuerdo con Su Palabra. No siempre se sobrevive a los accidentes de tránsito, por lo cual es necesario estar preparados en todo momento para nuestro encuentro con el Altísimo (Amos 4:12, Hebreos 9:27).         

          “Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” (Salmos 46:1)                                                                                                                                                                                        

 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          

                                                                                                                                                                        

viernes, 13 de agosto de 2021

CARRERA CONTRA EL DIABLO

 

                                                            


A mediados de la década de los 70, en una sala de cine de la parte céntrica de Santo Domingo, mi ciudad natal, tuve la oportunidad de ver el filme Carrera Contra el Diablo (Race With the Devil), un thriller repleto de suspenso y situaciones emocionantes protagonizado por los actores Peter Fonda y Warren Oates, ambos ya fenecidos, y dirigido por Jack Starret.

La película relata la experiencia de dos parejas de esposos que viajaban en un remolque rumbo a unas vacaciones. Tras hacer una parada en un pastizal desolado, se convierten en testigos de un ritual satánico que incluía un sacrificio humano.

 Luego de evadir una tenaz persecución de algunos miembros de la secta, se dirigen a la estación de policía de un pueblo cercano, donde notifican al sheriff sobre lo que acababan de presenciar. Este, quien también pertenecía a la secta, minimiza el asunto diciendo que posiblemente se trataba de un grupo de hippies que mataron un animal.

A seguida acontecen una serie de tensos eventos y persecuciones que mantienen al espectador aferrado a su asiento experimentando intensas emociones a todo lo largo del filme.

Lo más sorprendente de todo es el final de la película, en el cual las dos parejas son atrapadas por sus perseguidores satanistas dentro del remolque en un halo de fuego al son de canticos diabólicos.

En esos tiempos no era común que una cinta cinematográfica culminara con la victoria de los malos sobre los buenos, por lo cual algunas de las personas que estaban en la sala de cine se levantaron de sus asientos airados y vociferando improperios en clara inconformidad frente a aquel inusual desenlace. Poco faltó para que se produjeran actos vandálicos contra las facilidades de la sala de cine.

Las Escrituras dicen que Satanás anda cual fiera rabiosa buscando a quien devorar (1ra Pedro 5:8). Su ministerio es matar, robar y destruir (Juan 10:10). Es un enemigo formidable y peligroso. Si bien el final del filme no fue del agrado de quienes lo vimos, es congruente con la Biblia, la cual señala que La única manera de vencer en la carrera contra el Diablo es estando sometidos a Dios mientras lo enfrentamos firmemente.

  “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” (Santiago   4:7)                                                                                                                                                                                                                                                                                                          

sábado, 6 de marzo de 2021

LO BUENO DE SER CALVO

 



A la edad de 14 años descubrí que estaba perdiendo pelo aceleradamente. Cada vez que me peinaba una considerable cantidad de cabello se quedaba atascada entre los dientes del peine y al mirar sobre mis hombros notaba que numerosas hebras yacían sobre ellos. A ese ritmo de pérdida, según estimé en ese momento, me quedaría calvo en más o menos diez años.

Siendo niño había consultado a mi madre sobre la posibilidad de quedarme calvo en el futuro, como lo era mi padre. Ella era una persona que sabía balancear el optimismo con la realidad, por lo cual me dejó claro que yo heredaba la calvicie por vía materna y paterna, pero también me consoló asegurándome que en el futuro existiría una cura eficaz para la calvicie masculina. Su pronóstico eventualmente resultaría parcialmente acertado puesto que, aunque hoy en día existen algunos métodos que tienen un cierto grado de efectividad en el tratamiento de la calvicie masculina, la misma aún no se puede considerar totalmente erradicada.

La idea de quedarme calvo me resultaba aterradora. En esos tiempos no estaba de moda el bald look, por lo cual no era atractivo en lo absoluto carecer de pelo en la cabeza y a la vez ello te exponía a las más crueles burlas de las personas a tu alrededor. Solo había unas pocas calvas celebradas, tales como la del actor Telly Savalas, quien encarnó al teniente Kojak en la serie televisiva del mismo nombre, y la del también actor Yul Brynner, quien hiciera el papel de Ramsés II en la película “Los Diez Mandamientos”.

Entendiendo que me quedaría calvo en plena flor de mi juventud, pronostiqué también que esto repercutiría negativamente en mi vida amorosa, pues me haría poco atractivo y consecuentemente inelegible por chica alguna. Consumí una ingente cantidad de energías mentales preocupándome por mi futura calvicie.

Recuerdo que, a la edad de 24 años, mientras laboraba en una escuela de idiomas como profesor de inglés, tuve un alumno de esa misma edad que ya estaba calvo, mientras yo aún tenía todo mi cabello encima. Al compararme con él me di cuenta de que mi pronóstico fatalista de cuando tenía 14 felizmente había resultado equivocado.

Me sometí también a un par de costosos tratamientos que prometían eliminar la calvicie y probé diferentes tipos de champús tales como de jojoba, ajo y con minoxidil. No obstante, a mis medianos treinta, la calvicie comenzó a abrirse paso inexorablemente sobre mi cabeza con unas entradas a ambos lados cada vez más pronunciadas y un pelo cada vez más escaso en la coronilla. Para ese entonces ya tenía más de una década felizmente casado y había engendrados tres varones.

A mis cincuentas, apenas me quedaba un escaso pelo que formaba una especie de herradura que iba de sien a sien cubriendo la nuca. Al entrar en los 60, y hasta el sol de hoy, he optado por el bald look y a la vez he aprendido a valorar y disfrutar los beneficios de la calvicie, algunos de los cuales cito a continuación:

1-Sientes menos calor en la cabeza durante el verano.

2-No necesitas champú.

3-Te ahorras la barbería.

4-No necesitas peinarte.

5-La brisa no te alborota el pelo.

6-No te preocupa el mojarte la cabeza cuando llueve.

7-No necesitas secador de pelo.

8-No te preocupan la caspa ni los piojos.

9-Y, como si todo eso fuera poco, le facilitas las cosas a Dios, a la luz del siguiente verso de la Biblia:

 

  “Pues aún vuestros cabellos están todos contados.” (Mateo 10:30)