Al leer las Sagradas Escrituras en el Evangelio de Mateo capítulo 25, del verso 14 al 36, encontramos una perspectiva diferente de la fidelidad. En esta porción de la Biblia, al igual que en otros pasajes paralelos, la fidelidad está asociada a la PRODUCTIVIDAD. Una persona productiva no es otra cosa más que alguien que DEJA BENEFICIOS. En la mencionada porción bíblica los siervos que lograron multiplicar los bienes que les habían sido confiados por su amo fueron catalogados como BUENOS y FIELES, mientras que aquel que no los puso a producir fue duramente reprendido siendo etiquetado como siervo MALO, PEREZOSO e INÚTIL.
Esta parábola es una metáfora en la que se representa a Dios como un empresario capitalista (en el mejor sentido del término) quien pone su dinero en manos de empleados y luego se retira por un tiempo para después regresar en busca de ganancias (cosecha donde no siembra) y para premiar a los que le han sido fieles (productivos).
Dios nos ha dado recursos, talentos y habilidades, los cuales Él espera que usemos productivamente. No se trata tan sólo de que permanezcamos largo tiempo en una posición determinada en Su obra, sino de que seamos un factor de progreso y crecimiento para quienes nos rodean y para nosotros mismos, sirviendo a todos como al Señor, practicando la excelencia y caminando la milla adicional.
Dios nos ha dado recursos, talentos y habilidades, los cuales Él espera que usemos productivamente. No se trata tan sólo de que permanezcamos largo tiempo en una posición determinada en Su obra, sino de que seamos un factor de progreso y crecimiento para quienes nos rodean y para nosotros mismos, sirviendo a todos como al Señor, practicando la excelencia y caminando la milla adicional.
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