lunes, 30 de abril de 2012

MÁS QUE VENCEDORES

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El apóstol Pablo, bajo la inspiración del Espíritu Santo, nos enseña que, ante las adversidades que nos puedan sobrevenir en la vida terrenal, somos más que vencedores ( Romanos 8.35-39 ).
¿Qué quiere decir exactamente que somos MÁS QUE VENCEDORES? Escuché hace un tiempo una anécdota con la cual se pretende explicar el significado de esta frase. La anécdota es la siguiente:
Un boxeador participa en una pelea cuyo premio es  un millón de dólares para quien resulte vencedor. Este boxeador se emplea a fondo para derrotar a su oponente y, luego de 15 angustiosos rounds, logra darle un nocaut, convirtiéndose así en el flamante ganador de la mencionada suma de dinero. Esa misma noche el boxeador llega a su casa cansado, adolorido, con la cara desfigurada por los golpes recibidos, pero con un cheque de un millón de dólares en sus manos. El boxeador se acerca a su esposa, quien lo esperaba preocupada, y, luego de besarla, le dice- Mi amor, esto es tuyo- a la vez que pone en sus manos el cheque.
La moraleja del relato es que el boxeador es el vencedor, pero su esposa es más que vencedora, ya que ésta recibió el premio sin haber hecho ningún esfuerzo.
 Esta anécdota nos parece una excelente metáfora de la redención cristiana, ya que Jesús pagó el precio de nuestra Salvación  sin que tuviéramos que hacer esfuerzo alguno, pero no la consideramos adecuada para explicar lo que significa ser más que vencedores en el contexto de Romanos 8.
La expresión MÁS QUE  equivale a decir NO TAN SÓLO...SINO TAMBIÉN. Por ejemplo, si decimos-Juan es más que un amigo- Eso significa que Juan no es tan sólo un amigo sino más que eso. MÁS QUE alude al valor agregado que algo posee. El valor agregado es una expresión usada en economía para señalar el valor que se añade a la materia prima en el proceso de producción, lo cual hace que el producto resultante sea considerablemente más costoso que la materia prima de la cual se obtuvo, debido a todo lo que se le ha sumado en el proceso de producción.
Somos más que vencedores en la adversidad ya que no sólo la superamos con la ayuda de Dios, sino porque también adquirimos valor adicional durante el proceso. Las dificultades que afrontamos en nuestro tránsito hacia la victoria contribuyen al desarrollo de nuestra fe y al afinamiento de nuestros sentidos espirituales para lograr madurez y fortaleza. 
El pasaje de Romanos indica claramente que somos más que vencedores EN TODAS ÉSTAS COSAS (verso 37). ¿Cuáles son éstas cosas? Las adversidades mencionadas en el verso 35. No se puede  llegar a ser más que vencedor sin haber estado en el campo de batalla enfrentando la prueba.
Muchas veces buscamos la victoria desprovista de proceso. Queremos salvación sin arrepentimiento, resurrección sin muerte, éxito sin trabajo, premio sin esfuerzo, redención sin calvario, unción sin consagración, pero el llamado divino por medio del apóstol no es a ser solamente vencedores, lo cual ya somos en Cristo, sino MÁS QUE VENCEDORES.

martes, 10 de abril de 2012

LA PERFECCIÓN




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¿Es posible ser perfecto? Por supuesto que sí. No solo podemos ser perfectos sino que estamos llamados a serlo ( Mateo 5:48). Dios nunca nos pediría ser lo que no pudiéramos ser. Pero...un momento... siempre se ha dicho que NADIE ES PERFECTO, excepto Dios. Lo que sucede es que confundimos la perfección, o ausencia de error, con la INFALIBILIDAD, que es la imposibilidad de cometer errores.
Todos alguna vez hemos practicado tiro al blanco, o sea, lanzar dardos, flechas o balas hacia una superficie en la que se han dibujado una serie de círculos concéntricossiendo el menor de ellos, que está justo en el centro,el que representa la perfección. El tiro perfecto consiste en que nuestro proyectil se inserte justo en ese pequeño circulo central. Pero, obviamente, no siempre ocurre así, porque, no importa que tan expertos seamos, no somos infalibles.
En el aspecto espiritual la perfección consiste en imitar a Dios, es decir, hacer las cosas tal como Dios las haría en nuestro lugar. También es proceder conforme a lo que El nos ha prescrito en Su Palabra. Por ejemplo: Dios es misericordioso, por lo tanto, cuando actuamos con misericordia hacia los demás, somos perfectos. En las Sagradas Escrituras se nos manda a perdonar. Cuando perdonamos las ofensas a nuestro prójimo, incluso a nuestros adversarios, somos perfectos. Pero, claro está, no siempre "damos en el blanco", por lo que, a causa de nuestra falibilidad, cada dia debemos recurrir a los méritos de Jesús para recibir perdón, porque nuestro llamado es a ser COMO DIOS (perfectos) no a SER DIOS (infalibles).