sábado, 8 de septiembre de 2012

EL RITUALISMO

En una ocasión tuve la oportunidad de compartir un estudio de la Palabra con mis hermanos de la iglesia en la cual me congregaba. Al concluir la reunión uno de ellos se me acercó y de forma muy discreta me dijo que a alguien le había inquietado el hecho de que yo no conduje una oración congregacional antes de empezar mi exposición, como es la costumbre en las iglesias evangélicas.
Se trata de un típico caso de RITUALISMO, que consiste en dar más importancia a lo que hacemos que a la razón por la cual lo hacemos. El ritualismo se enfoca en el acto mismo y no en su propósito. El ritualista se aferra a los procedimientos convirtiéndolos en costumbre inquebrantable y olvida o pierde de vista la finalidad y el significado de los mismos. El ritualista está a la expectativa de que se repita una y otra vez el acto al que está habituado, y cuando esto no ocurre, reacciona, no por la importancia o conveniencia que el acto en cuestión pueda tener, sino por el hecho de que se ha interrumpido la costumbre. El ritualista experimenta la sensación de que cuando las cosas se hacen de la manera no acostumbrada se ha incurrido en un error y, por lo tanto, debe haber una consiguiente censura.
El Evangelio según Mateo nos relata en su capítulo 15 que en cierta ocasión algunos escribas y fariseos reaccionaron escandalizados ante el hecho de que los discípulos de Jesús no se lavaban las manos antes de comer pan. La preocupación de estas personas  estaba en  el hecho de que al no hacerlo estaban quebrantando la tradición, o sea, la costumbre de los ancianos (verso 2).
El ritualismo es una forma muy sutil de idolatría, ya que consiste en dar una importancia exagerada a los procedimientos y las formas, sustituyendo con ellos al Dios en quien deberíamos estar enfocados, y al cual deberíamos procurar honrar por medio de todo lo que hacemos en nuestras reuniones. Es convertir en fin lo que debería ser un medio y provoca en nosotros un falso sentir de justificación que nos lleva a juzgar erróneamente el proceder de los demás.